DESAGRADECIMIENTOS

Ayer, cuando aparcaba el coche antes de llegar a casa, se me encogió el corazón. Estaba un hombre (deduje por el calzado) tapado con un roido saco de dormir en el hueco de un portón.

Reconozco que mi primera intención fue alejarme de allí, pero luego pensé en qué podría hacer yo por ese hombre, durmiendo a la intemperie con la helada que se avecinaba. En el último momento, hice alguna maniobra más y traté de aparcar el coche de forma que quedara pegado a la cera y tapara cualquier viento posible.

Me daba la sensación de que de esa forma algo estaba haciendo por él, al menos le evitaba algo de frío. 

Hoy por la mañana me encuentro el lateral del coche lleno de residuos orgánicos que no voy a describir para evitar recordar el mal día que pasé.

A modo de firma estaba el cartón de vino que anoche reposaba al lado del cuerpo encima del capó, y en la parte de atrás, encima de la rueda trasera y donde más chapa tiene mi coche, la marca de haber realizado una potente micción.

Y del olor que desprendía el coche sólo decir que afortunadamente no había desayunado todavía porque creo que algo de la cena del día anterior amenazó con salir de mi garganta.

En la primera gasolinera paro, intento lavar el coche y cuando pregunto al empleado al no funcionar, se ríe. A las siete de la mañana le parece gracioso que alguien quiera lavar el coche. Tengo el estómago en la boca y con un par de malos gestos me despido. (Ahora que lo pienso sólo hubiera faltado que encima de todo me hubieran dado un par de hostias, por gesticuloso). Llego al trabajo y a medida que pasa la mañana se me olvida, el desayuno ya se ha jodido, pero la comida la hago medianamente bien. Estuve muy mal del estómago, aunque parezca mentira.

Salgo de trabajar, me desvío, lavo el coche y vuelve a revolverseme todo por dentro. Llego a casa, busco lugar para aparcar y vuelvo a encontrarme al hombre durmiendo en el mismo lugar.

La pregunta que me hago es si en ese momento me bajo y le doy una soberana paliza aprochando el despiste y la postura, ¿la detención sería por motivos discriminatorios?.

El caso fue que creo que lo pagué con el expendedor de gasolina y con algún compañero que hoy sufrió (un poco solamente) mi mal humor.

Una buena acción y un mal agradecimiento.

También me pregunto si por alguna cabeza la madrugada pasada pasó la pregunta de ¿por qué dejarían un coche cortando el paso del viento e impidiendo verter residuos orgánicos sólidos y líquidos, no tendría otro lugar en el que aparcar?.

Total, ponerse así por vomitar y mear en la calle.

Hay que joderse, lo malo que estuve todo el santo día, y todo por querer hacer una buena acción.

Le decía yo a un amigo en cierta ocasión que dejara las buenas acciones para los santos y que se dedicara a no hacer malas acciones, que con eso era suficiente. A él se lo decía en broma, pero no sé si aplicármelo en serio.